El presidente Donald Trump anunció este domingo su intención de reabrir y ampliar la legendaria prisión federal de Alcatraz, situada en la bahía de San Francisco, como parte de un plan para combatir la criminalidad en Estados Unidos. En su mensaje publicado en Truth Social, Trump indicó que la medida busca encarcelar a los delincuentes «más despiadados y violentos» del país. Para ello ordenó a la Oficina Federal de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, reconstruir y reabrir las instalaciones del viejo penal.
El presidente enfatizó que ya no podía considerarse rehén de los criminales ni de los jueces que «temen hacer su trabajo», aludiendo a la reciente controversia por las detenciones de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales. Trump afirmó además que el plan contempla encarcelar también a los inmigrantes que ingresaron ilegalmente al país y a quienes acusó de contribuir «al caos en las calles». Según sus palabras, la reapertura de Alcatraz serviría como un símbolo de «ley, orden y justicia» y como un paso para hacer a Estados Unidos «grande otra vez»
La prisión federal de Alcatraz operó entre 1934 y 1963 sobre una isla rocosa a apenas dos kilómetros de la costa de San Francisco. Su ubicación apartada y las frías corrientes que rodean la isla hicieron casi imposible cualquier fuga exitosa. Durante esos 29 años Alcatraz albergó a unos 250 de los delincuentes más peligrosos del país es.wikipedia.org, incluidos notorios gánsteres como Al Capone. A lo largo de ese periodo 36 reclusos intentaron escapar en 14 ocasiones (el caso más célebre fue la fuga de junio de 1962 liderada por Frank Morris y los hermanos Anglin), pero ninguno alcanzó la costa opuesta. En marzo de 1963 el penal fue clausurado debido a los altísimos costos operativos que exigía, y desde entonces el complejo se ha convertido en un destino turístico emblemático de la bahía de San Francisco.
La isla prisión de Alcatraz emerge en la bruma matinal con el puente Golden Gate al fondo, recordando su condición actual de ícono histórico y turístico. Sin embargo, la orden de Trump implica un giro radical: la isla volvería a funcionar como cárcel federal de máxima seguridad para encarcelar de nuevo a los criminales más violentos e incluso a los inmigrantes indocumentados con antecedentes penales, en lo que el presidente definió como la restauración de la «ley, el orden y la justicia» en Estados Unidos. Por su parte, la Oficina Federal de Prisiones informó que acatará «todas las órdenes presidenciales» relacionadas con esta medida y que brindará información adicional cuando sea necesario.